“Ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros”
-todo mundo se lo adjudica pero no sabemos quién lo dijo-
La innovación es la capacidad de generar soluciones novedosas y creativas que encuentran su aplicación exitosa en la sociedad. La innovación abierta es cuando esas soluciones se desarrollan en una comunidad diversa que intercambia saberes, experiencias y habilidades enriqueciendo la propuesta en todos sus sentidos.
Contrario a lo que generalmente ocurre en un departamento de Investigación y Desarrollo, donde el invento se guarda en el más estricto secreto, la innovación abierta busca difundir el acceso al conocimiento para que actores relevantes – sobretodo los usuarios y beneficiarios – se involucren y aporten.
Este acercamiento – también llamado Co-Diseño – acelera los resultados, obtiene una visión mucho más precisa y profunda de los retos a resolver y encuentra caminos inimaginables para una sola persona o para un pequeño grupo de personas.
Este es un término acuñado en 2003 sin embargo, si nos ponemos a pensar, esa es la manera natural de generar y compartir conocimiento. Así fue como la humanidad como la conocemos se gestó. La medicina, la astronomía, toda nuestra cultura se basa en el intercambio abierto y el ejemplo más poderoso y tangible lo tenemos en la agricultura donde “un proceso dinámico de producción de conocimiento en el nivel local sostiene la capacidad de seguir produciendo en escenarios cambiantes”
Pensemos en el desarrollo de las variedades actuales de plantas y animales. Hubiera sido imposible para un individuo o incluso para un solo pueblo obtener las más de 5000 variedades de papa que existen sólo en Perú.
Pensemos en las diferentes técnicas que permanecen en nuestro país que optimizan el territorio y la energía, que reponen la fertilidad del suelo y proporcionan una dieta rica y apropiada para cada época del año.
Pensemos en el Tlacolol de Guerrero y el Kool de la Península de Yucatán donde se han encontrado hasta cien especies de plantas en un solo huerto maya. Pensemos en los sistemas que cosechan agua como los sistemas milpa-cactáceas columnares en el Valle de Tehuacán, el huamil en Guanajuato, los oasis de la Península de Baja California y el metepantle (“espacio entre” o “pared de magueyes”) que a través de un sistema de terrazas ayuda a mantener el suelo, la fertilidad, la humedad y a disminuir el efecto de las heladas en territorios donde las tierras de laderas pronunciadas, las zonas secas con largas estaciones sin precipitación y bajas temperaturas en algunas épocas del año han supuesto un reto importante desde hace 3000 años.
Pensemos en los ejemplos actuales: los mecanismos de agricultura inclusiva, las escuelas campesinas, la certificación participativa – de las que hablaremos en las siguientes semanas -.
En Tierra de Monte, somos fieles creyentes del Co-Diseño y así generamos y difundimos la tecnología:
Reconociendo la importancia de la situación local
Impulsando la adaptabilidad, flexibilidad y posibilidad de aprendizaje,
Recogiendo conocimiento de diversas fuentes
Aprovechando cuando aparecen nuevos actores para que las soluciones evolucionen con el entorno y con las necesidades sociales
Construyendo puentes, traducciones y espacios comunes para que todo mundo pueda entenderse con todo mundo.
Te invitamos a que nos leas, comentes y juntos encontremos nuevas soluciones a tus necesidades y a las de todos los que vivimos para y por el campo.
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