Por: Alejandro Pacheco
“Vivimos en el Tierra como si tuviéramos otra a la que ir”
Terry Swearingen
Cruz, es un joven de 35 años que amablemente aceptó mi solicitud de taxi por medio de una aplicación mientras la ciudad se inundaba por las intensas lluvias; durante el trayecto se inició una cordial plática la cual se centró en la contaminación de la ciudad, “ya no se ven las casas a los lejos por el smog” “tanta basura que se tira, por eso nos inundamos así”, fueron algunas de las frases que él mencionó y todo concluyó con: “Si tan sólo desde la época de mis papás hubieran comenzado a enseñar sobre cosas ambientales y qué cosas hacer para que no pasara esto, no estaríamos así…”.
Esto me hizo recordar a la típica frase, si tan sólo me hubieran dicho antes; llegué a mi destino sin contratiempos, pero esta última frase seguía resonando en mi cabeza. Realmente si la información y alternativas hubieran sido otorgadas a nuestras generaciones pasadas ¿Todo estaría mejor?, los ejemplos cotidianos parecen darnos una respuesta no tan satisfactoria.
Durante mi época de estudiante las escuelas ya utilizaban instrumentos de estudio, de transferencia de información así como métodos de acción pro-ambiente los cuales integran el término denominado Conciencia Ambiental.
Por este motivo nos impartían clase de ecología, se organizaban semanas ambientales en los cuales se impartían conferencias, se generaban proyectos sustentables; nos proyectaban videos realmente emotivos como el de “carta a 2070”, y todos salían del salón sorprendidos al ver en lo que se podría convertir nuestro planeta; aun así, mis compañeros continuaban tirando sus bolsas de papas o envases de cerveza al suelo, lavaban sus carros utilizando la manguera sin cerrar el paso del agua ni una sola vez, por mencionar un par de situaciones.
Conciencia Ambiental
Es definido como el sistema de vivencias, conocimientos y experiencias que el individuo utiliza activamente en su relación con el medio ambiente, en el cual se pueden distinguir cuatro dimensiones:
Cognitiva: grado de información y conocimiento sobre cuestiones relacionadas con el medio ambiente.
Afectiva: percepción del medio ambiente; creencias y sentimientos en materia medioambiental.
Conativa: disposición a adoptar criterios proambientales en la conducta, manifestando interés o predisposición a participar en actividades y aportar mejoras.
Activa: realización de prácticas y comportamientos ambientalmente responsables, tanto individuales como colectivos, incluso en situaciones comprometidas o de presión.
Si la parte cognitiva, afectiva y conativa se encuentran presentes en nuestra sociedad, si contamos con todas las herramientas que que no tuvieron nuestros padres y abuelos, ¿por qué la parte activa parece detenerse?, ¿por qué sigue avanzando a pasos acelerados la polución del planeta? ¿por qué vemos jóvenes sin ningún remordimiento tirando la basura fuera de lugar, grandes empresas tirando residuos a lagos y ríos, uso excesivo de agroquímicos que devastan la biología de los ecosistemas? ¿por qué no existe una conciencia ambiental efectiva que motive a un accionar individual y/o colectivo?
Quizá la problemática radica en la manera de abordar y transferir esta información, los conceptos de cuidado ambiental a veces parecen ser tan lejanos que no permiten construir un sentido de pertenencia y adopción tanto de las acciones que podemos realizar como de las consecuencias que conllevan nuestro actos o nuestras omisiones.
Debemos ver que estas acciones no son un acto hippie que sólo un par de personas amantes de la naturaleza deben de realizar; la responsabilidad recae en todos y en cada uno de nosotros.
Estudios revelan que el 47% de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera dependen de decisiones individuales que las personas toman. Eso significa que en nuestras manos se encuentra la solución y prevención de este deterioro ambiental que todos podemos observar durante nuestro día a día, camino a casa, al trabajo o a la escuela.
La tierra no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos, por ello hay que comenzar esos cambios que ya no son necesarios son URGENTES, nuestros pasos no pueden seguir dejando cicatrices y marcas de devastación, es momento de que nuestro caminar comience a dejar huellas de vida.
Referencias:
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